Una imagen hubiera sido más que suficiente

«Shattered Glass», dirigida por Billy Ray

PR08_GLASS_081213_ ALEJANDRONAVARRO

TÍTULO ORIGINAL    El precio de la verdad (Shattered Glass)

AÑO   2003

PAÍS   Estados Unidos

DURACIÓN   95′

DIRECTOR   Billy Ray

GUION   Billy Ray

FOTOGRAFÍA   Mandy Walker

REPARTO   Hayden ChristensenPeter SarsgaardChloë SevignySteve Zahn

En 1998 el reportero de la online Forbes.com, Adam Penenberg, consigue desenmascarar la auténtica farsa que uno de los periodistas de la revista The New Republic lleva redactando a lo largo de meses y publicaciones.

TNR (The New Republic) es una revista quincenal de tendencia política de centro-izquierda considerada una de las publicaciones con más prestigio en el país norteamericano, especialmente por ser la única que vuela en el Air Force One y de cuya plantilla destacan entre otros el famoso dibujante Matt Groening o el historiador Tony Judt. El 18 de mayo de 1998 publica “Hack Heaven” (El paraíso del hacker) con la firma del redactor Stephen Glass. El artículo trata de la contratación a un hacker de quince años tras haber asaltado el sistema de seguridad de una empresa informática (Jukt Micronics) durante un congreso de piratas informáticos en Bethesda, Maryland. Glass admite su presencia y comenta con todo lujo de detalles la reunión que se dio entre los empresarios, el hacker, sus padres y abogados de ambas partes para cerrar el contrato, y cómo el resto de asistentes al congreso vitorearon al joven tras su labor.

Llamado por la notoriedad del artículo y tras investigaciones, Penenberg llega a indicios de que el texto del redactor de TNR puede tratarse de una auténtica patraña. Saltan los contestadores al llamar a las empresas, los e-mails son devueltos como no válidos, las notas de Glass aparecen y desaparecen y las fuentes se evaporan dejando en evidencia una terrible incompetencia por parte del redactor. El reciente ascendido, Charles Lane, como nuevo director decidió acompañar durante todo el proceso de investigación de Forbes y acudió junto al redactor al lugar de los hechos, donde finalmente descubre la gran mentira. Stephen Glass fue despedido de TNR y se vio obligado a dejar las otras publicaciones a las que estaba adjunto. La prestigiosa revista se vio obligada a investigar los  41 trabajos del periodista de los cuales 27 demostraron estar trabajados con información falsa.

Arriba Stephen Glass, abajo Adam Penenberg

Arriba Stephen Glass, abajo Adam Penenberg

1 – He de destacar quizás una de las frases del guion de Billy Ray y que hago titular de este post, cuando la secretaria, Gloria, se dirige al final de la película a Lane: “Sabes lo que pudo evitar todo ¿no?. Unas fotos. Tú no puedes inventar un personaje si tienes que fotografiar a todo aquel de quien escribes”. Entendemos que, en una época como son los años 90, Internet comienza a ser  una nueva fuente de información, es de ahí de donde Penenberg encuentra los indicios de sospecha en la lealtad de los artículos de Glass. Pero, ahora, Internet al alcance de todos suele ser en ocasiones una de las fuentes con más dudas que puedan haber.

2 – La culpabilidad se reparte. Un periodista que no es leal con su público no es un buen profesional, sin embargo, una publicación que delega tanta responsabilidad en un trabajador que puede acabar perjudicándole puede ser aún más peligroso, pues es algo que no se puede parar.

3 – Los circuitos de verificación de datos en el proceso de producción periodística deberían de ser más abiertos y supervisados sobre las fuentes principales. Se basan únicamente en reescribir o corregir los datos obtenidos de las notas de los periodistas que las han tomado, pero ellos, como buenos humanos, también tienen tentación al error o la invención, como es en este caso.

4 – Quizás el planteamiento de la firma compartida conseguiría desarrollar mejores ambientes de trabajo, eliminar tanta competencia y presión por parte de los trabajadores del periodismo al igual que una más adecuada verificación de los datos.

5 – Años más tarde, en 2003, Stephen Glass volvió a la redacción en Rolling Stone. A pesar de esa vuelta, el periodismo no olvida su grave delito moral. Destacar también la publicación de su novela biográfica “El fabulador”, que hablaba de un hombre que se dedicaba a vender historias inventadas dadas como reales. Es en el propio periodista en donde reside la ética de querer informar y cómo hacerlo. Un buen periodista es aquel interesado más en informar al público que en su propio nombre, el prestigio de su firma o el poder y la fama que pueda llegar a conseguir.

Con tan solo 23 años, Glass cavó su propio agujero en la tierra donde enterraría de por vida la fiel lealtad que le podría haber dedicado a un oficio como es el periodismo, por culpa de una mera inundación de la codicia y la presión profesional.

Stephen Glass, interpretado por Hayden Christensen

Esta entrada fue publicada en Alejandro Navarro, Grupo 14 y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario